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7 años, 7 (re)descubrimientos

  • Foto del escritor: ivan romero
    ivan romero
  • 22 mar 2024
  • 10 Min. de lectura




Nintendo switch cambió mi visión de los videojuegos





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El pasado 3 de marzo se cumplieron 7 años desde que Nintendo Switch recogió el testigo de una apenas ya agonizante Wii U para hacer a Nintendo "great again" (nunca dejó de serlo pero la liaron un poco con el marketing de la pobre). En los meses previos a su salida hubo muchas dudas acerca de cómo sería el recibimiento de este nuevo sistema y de cómo la comunidad iba a acogerla. Echando la visa atrás, podemos asegurar que toda la gente que la puso en duda cometió un grave error. Quizá por el momento de su estreno, aprovechando el espacio intermedio entre generaciones de PlayStation y Xbox, quizá por su catálogo de salida y por la promesa de que se lanzaría un exclusivo mensual (no lo han cumplido al 100% pero casi) o por lo revolucionario del concepto en aquel momento, lo cierto es que la híbrida ya acumula más de 139 millones de unidades vendidas, colocándose como la tercera consola más vendida de la historia, sólo por detrás de Nintendo DS y PlayStation 2. Respecto a los videojuegos, que al final es lo que nos interesa, Nintendo Switch ha vendido un total de más de 1.200 millones de títulos, batiendo un récord que ostentaba la propia DS con unos 948 millones. Todo este éxito en ventas es el que nos hace pensar en qué es lo que vendrá en el futuro, esa rumoreada Switch 2, Super Nintendo Switch o incluso Switch Attach (Youtube lanzando triples a ver si cuela). ¿Seguirá la estela de Switch? ¿Se pegará la estampada como Wii U? Día tras día aparecen nuevas hipótesis e "informaciones" sobre posibles fechas de anuncio y estreno, catálogo de salida y especificaciones técnicas. Sin embargo, aunque personalmente me parece bastante divertido este tipo de contenido y me encanta fantasear con la infinidad de posibles ports que me harían llorar si aparecieran en el evento de presentación, lo cierto es que no hay nada que podamos tomar como real (a falta de que en cualquier momento aparezca una foto de la carcasa de la consola proveniente de una fábrica como pasó con Switch Lite) y que en principio, no debería salir nada hasta el mes que viene, cuando el año fiscal de Nintendo finalice.


Con esto en mente, es probable que 2024 sea el último año con Nintendo Switch como sistema titular, por lo que he querido dedicar estas humildes líneas a repasar cómo esta consola cambió mi perspectiva del mundo de los videojuegos y cómo hizo que pasara de jugar exclusivamente Pokémon y Dragon Quest a probar (casi) de todo.



TEAM ASANO


Ni Mario Odissey ni Zelda Breath of the Wild fueron los que encendieron mis ganas de adquirir una Switch, sino que fue Octopath Traveler, un título que vi en un Nintendo Direct (no recuerdo seguir mucho la actualidad en aquella época, así que no sé cómo llegué a ver esta presentación) y del cual me enamoró su apartado gráfico, un 2D-HD del que el propio equipo ha hecho gala en numerosas ocasiones posteriores. Este fue el juego que me impulsó a gastarme los dineros en febrero de 2019 junto con el Mario Odissey (el propio Octopath Traveler fue el segundo título que compré). Por supuesto, esta aventura de ocho personajes y ocho historias supuso un cambio en mi visión de los JRPG e hizo que me diera cuenta de cuántas cosas había fuera de Dragon Quest que me había perdido por puro desconocimiento. Debido a esto, me pasé también Bravely Default y Bravely Second para 3DS, dos títulos cuyo sistema de trabajos al estilo de los Final Fantasy clásicos es absolutamente genial y que cuenta con unos personajes que me resultaron muy entrañables gracias a sus adorables diseños. Evidentemente esto no acabó así y uno a uno fue pasándome todos los juegos que Team Asano sacaba, convirtiéndose de esta forma en uno de mis equipos favoritos de Square Enix (por favor, que el remake de Dragon Quest III salga ya).


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Foto de la cuenta de Twitter de @Stealth40k



ATLUS


2014. Vuelves a casa del instituto y el Rubius ha subido vídeo. Es un juego de un muchacho que duda sobre si continuar su relación de pareja o romper para irse con la chica que acaba de conocer. Por la noche, tiene sueños en los que debe escalar una torre de bloques mientras va desnudo y únicamente armado con una almohada. Catherine fue el juego que en su época se quedó grabado en mi mente y que nunca pude probar. Cuando vi el anuncio del port para Switch de la versión Full Body no pude sino esbozar una sonrisa al ver uno de esos sueños olvidados cumplirse finalmente. Sumado a esto, en 2020-2021 era un fiel seguidor de Esportmaníacos, programa presentado por Yuste, quien realizó una de las campañas de marketing más tochas que he visto en mi vida alrededor del lanzamiento de Persona 5 Royal. Evidentemente consiguió su propósito y colocó a Atlus en mi punto de mira, haciendo que me interesara por el resto de franquicias del estudio. Entré a Shin Megami Tensei, Persona 5 y sus spin-off e incluso a aquel juego de mechas que ni siquiera era suyo pero lo publicaban. Este último, 13 Sentinels: Aegis Rim, me descubrió la belleza de las visual novel y se convirtió en mi videojuegos favorito gracias a su narrativa y sus alucinantes giros de guion. Después de todo esto, espero con ganas cada uno de los lanzamientos de Atlus y Vanillaware (por favor que Persona 3 Reload y Metaphor salgan en Switch 2).


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XENOBLADE CHRONICLES


Aquellos primeros Nintendo Direct mostraron muchas de las franquicias con las que me obsesionaría en los siguientes años y Xenoblade Chronicles fue otra de ellas. Su segunda entrega pasó mucho tiempo en mi lista de pendientes, pero no fue hasta que leí varias noticias sobre la prácticamente desaparición de su edición física que decidí recorrerme varios comercios hasta encontrar una copia (de segunda mano, por supuesto). Pese a que elementos como el árbol de habilidades desbloqueables me parecieron un absoluto cataclismo, lo cierto es que sus personajes, su historia, su mundo y su música me maravillaron. Hasta ese momento no había jugado un JRPG que usara ese tono más dramático (Dragon Quest IX podría ser lo más cercano con algunas de sus historias pero queda a años luz) y muchas de las cinemáticas de XC 2 me tuvieron al borde de la silla. Quizás no jugué tanto como debería por culpa precisamente de los sistemas que no terminaron de convencerme, pero la experiencia fue suficiente para hacerme jugar su expansión Torna: the Golden Country (esta si es para llorar como un magdaleno), Xenoblade Chronicles: Definitive Edition y sobre todo, Xenoblade Chronicles 3, al que le eché casi 300 horas y que se convirtió en uno de mis juegos favoritos. Además, su expansión (que no salió en físico pese a mis correos a toda la cúpula de Nintendo y Monolithsoft) añadió un final precioso a la trilogía para poner un lacito de terciopelo a toda la historia que comenzó con Shulk, Reyn y Fiore en Wii y que terminó con Noah, Mio y compañía en Switch. Sin duda, para mí Monolithsoft es ahora uno de los estudios de Nintendo a los que presto atención cuando su logo está en una presentación.


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Bayonetta


Junto con mi reavivado interés por los videojuegos, también creció mi gusto por la actualidad de la industria videojueguil, así que empecé a ver muchos vídeos de Eurogamer, Chiclanaandfriends y a escuchar podcast como los de Anait Games, IGN o Conexión Trigal. Casualidades de la vida, en varios de estos medios hay miembros cuya devoción por la saga consigue convencer a cualquiera, por lo que ante el primer trailer real de Bayonetta 3 decidí darle una oportunidad en Switch (lo tenía ya en PC pero me da demasiada pereza jugar ahí) adquiriendo la versión física que contiene el 1 y el 2. Por supuesto, los jugué seguidos y no pude parar hasta ver el Let´s Dance Boys de la segunda entrega. En este caso sí fue mi primera experiencia con un Hack & Slash y no puedo agradecer más todo ese amor que consiguieron transmitirme. Son títulos hechos con un mimo y gusto inimaginables, que hacen que cada pulsación que damos se sienta como un movimiento dentro de una pista de baile, un baile donde nos tocará reventar hasta el último de los ángeles y demonios que nos salta a la cara. Con estas dos magníficas experiencias a mis espaldas tocó comenzar el ya deseado por todos (quizás no tantos vistas sus ventas) Bayonetta 3, en el cual Platinum Games hizo gala de la máxima de "cuanto más grande, mejor", algo que quizás en este caso no termina de funcionar del todo. Sí, el juego continúa siendo increíble, pero el tamaño de los mapas y enemigos hace que sufra en términos de rendimiento y legibilidad. Eso sí, de nuevo nos encontramos ante el cierre de otra trilogía con un final apoteósico y que se intuye como una celebración de todo el camino recorrido por la saga. Una vez transformado en fan acérrimo de la franquicia, decidí jugar también a Bayonetta Origins: Cereza and the Lost Demon, que resultó ser un juego completamente diferente con una filosofía detrás que se aleja mucho de la línea principal. Sin embargo, personalmente me gustó por su arte y su música, así como por profundizar ligeramente en el lore de la saga, que aunque es ampliamente conocido por ser irrelevante, Bayonetta 3 me ayudó a interesarme bastante por él (además al final compré de nuevo el Bayonetta 1 cuando salió la edición física de la Nintendo Store). Si bien es cierto que el día que pueda probar Devil May Cry V me volveré loco (le tengo muchas ganas, Switch 2 te lo imploro), Bayonetta me hizo cogerle gustillo a lo de hacer combos hasta que las manos me echen fuego.


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Fire EMBLEM


Fire Emblem es otro de los exclusivos de Nintendo que compré por el diseños de sus personajes y por las noticias de falta de stock. Nunca había jugado RPG tácticos y con Three Houses me metí una enganchada que ni yo mismo me esperaba. Me pasé las cuatro campañas seguidas, subiendo todos los vínculos sociales al máximo y disfruté de cada combate y de cada clase que le daba a mi grupo de alumnos (los ciervos dorados son los mejores y si no estáis de acuerdo podemos hablarlo a puñetazos) como si fuera la última. Tras más de 120 horas lo único en lo que pude pensar es en la cantidad de nuevos géneros que estaba probando y cómo me estaba aficionando a una enorme variedad de franquicias diferentes de las que sólo había escuchado hablar de pasada. Tras Three Houses vino Three Hopes, que aunque es un musou y no un juego de estrategia me encantó volver a ver a todes mis alumnes una vez más en una nueva aventura. Con Engage la cosa fue diferente, pues aunque jugablemente también es divertidísimo y añade muchas opciones y mecánicas nuevas, la historia y los personajes se sienten un poco como un paso atrás. Las conversaciones tienen menos gracia, los sucesos son más genéricos y esperables y la resolución es un poco ridícula, lo que no quita que el juego me gustara (aunque un poco menos). Pese a este pequeño bajón, mis ganas de seguir probando los títulos de la franquicia no han decrecido, por lo que los rumores de un posible nuevo remake de Fire Emblem 4 son como un canto de sirenas para mí, el cual espero pacientemente (no demasiado pacientemente en realidad).


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DIGIMON


Incluso antes de que le vendiera mi alma a The Pokémon Company, Digimon fue una serie que vi hasta la saciedad de pequeño. Digimon Aventure, 02, Tamers y Frontier son mi vida entera, aunque en cierto momento no demasiado exacto, desapareció. No volví a saber nada de franquicia hasta la salida de Digimon World: Next Order, el cual sólo salió para consolas de Sony (Vita y Play 4 posteriormente), así que siempre me quedé con las ganas de poder probarlo. Eso sí, ese fuego durmiente ardiendo en mí estaba más cerca del corazón de lo que creía, por lo que la salida de Digimon Tri me pegó fortísimo y me reenganchó con la fuerza de mil soles. Vi Digimon Last Evolution Kizuna en cines, el remake de Digimon Adventure (que es más mala que el demonio, pero ahí está) y los anuncios de Digimon Survive y el port Next Order a Switch fueron la culminación de este periodo de reenamoramiento. Quizás no son los mejores juegos de la historia, ni los más pulidos u originales, pero me han permitido volver a un mundo (digital) que tenía olvidado y del que me alejé sin saber por qué (además recientemente he comprado los Digimon Cyber Sleuth, que aunque estén en inglés y me de un poco de pereza me los han recomendado en múltiples ocasiones). Hace poco, Kazumasa Habu, el productor de los juegos de Digimon, ha dejado su puesto, por lo que el futuro de la rama de videojuegos es incierta. Aún con esto, seguiré esperando con ganas cualquier posible nueva entrega que Bandai tenga a bien mostrarnos (y espero hacerlo mientras crío bichos en uno de los nuevos Digivice del 25 aniversario que están tremendamente guapos).


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INDIES


Por supuesto, dada mi trayectoria videojueguil previa a Nintendo Switch, nunca me había planteado el hecho de que existieran juegos más allá de las cuatro cosas que conocía, por lo que la eshop y los numerosos eventos y presentaciones que empecé a ver me abrieron las puertas a un nuevo mundo de jueguitos que planteaban experiencias completamente diferentes y con atractivos de lo más variados. Celeste, Gris, Hollow Knight, Florence, Nexomon, Ori o Sayonara Wild Hearts han sido muchos de los indies que he podido jugar a lo largo de estos años, descubriendo en este proceso muchos de mis juegos favoritos. Con Switch he podido salir del rígido e inmutable mundo de los Triples A para adentrarme en el vasto, colorido y hasta algo abrumador océano de los indies, algo de lo que me alegro enormemente. Quizás muchos de estos juegos no cuentan con la factura técnica de otros de mayor presupuesto, pero lo suplen con ideas novedosas tanto a nivel visual como narrativo y con un infinito cariño hacia el medio y hacia la obra en sí misma. Está claro que Persona 5 Royal y sus cientos de horas es un juego inapelable, pero Florence tiene una contundencia en su mensaje y mecánicas propias de una gigantesca bola de demolición y lo hace en media horita. Por supuesto que he disfrutado de mis 500 horas en Monster Hunter Rise, pero el viaje de aceptación de uno mismo planteado en Sayonara Wild Hearts me hizo reflexionar las cosas e incluso la forma en la que cuenta sus movidas me dio la idea para hacer mi Trabajo de Fin de Master. Buscad, probad y jugad los indies que os llamen la atención, pues es en estos títulos donde se puede apreciar cómo va evolucionando la industria del videojuego e incluso la sociedad.


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Y hasta aquí este repaso a todas las cosas que he descubierto con Switch y una justificación a por qué creo que es mi consola favorita hasta ahora. Me ha dado miles y miles (según los datos anuales de Nintendo) de horas en las que podido jugar a títulos antiguos gracias a los incontables ports que tantas quejas han suscitado, pero que a mí me han permitido poder vivir una época en la que no tenía acceso a todos estos juegos. He podido jugar los Mario 3D clásicos, los Final Fantasy hasta el XII, The World Ends With You, Another Code, Ghost Trick e infinitos más que si no hubiera sido por los "refritos" habría sido imposible sin recurrir a otras formas alternativas o a dejarme un ojo de la cara por ellos. Es por esto que realmente estoy agradecido por todas estas segundas oportunidades que se le han dado a estos juegos en Switch, porque me han enseñado que había más cosas además de Pokémon y Dragon Quest.





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